martes, diciembre 29, 2015

El San Ber, también nuestro

Una escena del San Ber, en un martes cualquiera de días no tan lejanos, en este 2015 que se nos va. Imagen: by IvannaPH.

El Bar San Bernardo es un precioso lugar de encuentro y de pertenencia. Queda en Villa Crespo, fue declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires y resulta un territorio en el que el Misura también encontró y encontrará refuerzos y gente afín, con naturalidad.

Y en este 2016 que ya está naciendo, el glorioso San Ber se sumará a la idea que desde el Misura patrocinamos: la de ser expresos donantes de órganos. Esa búsqueda compartida, ese modesto acto de generosidad, esa invitación para que muchos otros se sumen. Como decimos siempre, en el Misura y en el San Ber: requiere apenas de un par de minutos en la web del INCUCAI.

Apenas eso. Todo eso.

domingo, diciembre 20, 2015

El triunfo de Calilegua

Parque Nacional Calilegua, en la Provincia de Jujuy. A salvo de la extracción de petróleo. Una victoria para todos.

La legislatura jujeña aprobó este jueves la anulación de las concesiones hidrocarburíferas otorgadas en el Parque Nacional Calilegua. La medida surge en respuesta al reclamo de guardaparques, comunidades indígenas, organizaciones sociales, y a la intensa campaña de Greenpeace, que contó con el apoyo de más de 270 mil personas y expuso lo "absurdo, peligroso e ilegal" que resulta extraer petróleo en un área protegida.

La explotación petrolera en Calilegua era contraria a tres leyes nacionales: la de Parques Nacionales (22.351), la de Bosques Nativos (26.331) y la de Hidrocarburos (17.319).

“Es una medida para celebrar, un logro de todos los argentinos: salvamos el Parque Nacional de la voracidad petrolera. La extracción de hidrocarburos en Calilegua violaba tres leyes nacionales e implicaba un riesgo enorme para miles de hectáreas de Selva de Yungas, además de ser un antecedente sumamente peligroso para las áreas protegidas de todo el país. Ahora se deben remediar los pasivos ambientales”, señaló Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace.

La organización ambientalista se sumó al reclamo de guardaparques, comunidades indígenas, el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen, la Fundación Pámpanos y legisladores, y difundió un informe que daba cuenta de los impactos de la explotación petrolera dentro del Parque Nacional Calilegua, y advertía que el Estudio de Impacto Ambiental presentado por la propia empresa admite que la expansión de las actividades hidrocarburíferas en el área protegida ponían en riesgo de contaminación por derrames, incendios y derrumbes más de 20 mil hectáreas de selva, una superficie equivalente a la Ciudad de Buenos Aires.

Más de 70 organizaciones sociales, comunidades indígenas, especialistas y dirigentes políticos de todo el país firmaron un documento conjunto en agosto de este año en repudio a la explotación petrolera en el Parque Nacional Calilegua que, creado el 19 de julio de 1979, es zona núcleo de la Reserva de Biósfera de las Yungas de la UNESCO.

Protege 76.306 hectáreas de uno de los ambientes de mayor biodiversidad de Argentina y alberga la mitad de las aves del país, y especies en peligro de extinción como el yaguareté.

El mes pasado la Defensoría del Pueblo de la Nación ya había exhortado a la Provincia y la Nación a cancelar la actividad hidrocarburífera en el área protegida y remediar los pasivos ambientales.

Texto publicado en Jujuy al día.

miércoles, diciembre 16, 2015

Diez claves de la Cumbre de París


Por Greenpeace Argentina
La Cumbre del Clima (COP 21) finalizó hace unos días en París con un importante avance: un acuerdo global para combatir el cambio climático. Pero no es suficiente.

La era de los combustibles fósiles está llegando a su fin y estamos ante la gran oportunidad de alcanzar la meta que necesitamos para el 2050: 100% de energía renovable para todos. El momento es ahora, no podemos esperar más.

Enterate qué se consiguió, qué falta y por qué las energías renovables son la respuesta para frenar el calentamiento global. Estos son los 10 puntos clave sobre la COP 21:

1. ¿Qué se logró?

Casi 200 países llegaron a un acuerdo para detener el cambio climático y limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados centígrados, comparado con los niveles pre-industriales.

2. ¿Por qué el acuerdo es insuficiente?

A) Los compromisos para reducir las emisiones contaminantes siguen apuntando a 3 grados. Por lo tanto, el objetivo del tratado solo se podrá alcanzar si se abandonan de forma definitiva los combustibles fósiles para el 2050 como máximo.

B) Deja la responsabilidad a los países. Deberán aumentar sus compromisos para reducir las emisiones.

C) No se menciona a los glaciares, agua, ríos o el hielo.

D) Se reconoce a los pueblos indígenas que sufren las consecuencias del cambio climático. Sin embargo, no se les da la protección que necesitan. Debemos tener en cuenta que los bosques desempeñan un papel importante en el mantenimiento de las temperaturas a 1.5 grados.

3. ¿Cuáles son las metas a largo plazo?

A) Lograr cero emisiones de gases de efecto invernadero para el 2060-2080.

B) Las emisiones de dióxido de carbono deben llegar a cero cerca del 2050 (2045-2055)

4.¿Qué deben hacer ahora los gobiernos?

A) Revisar sus objetivos de corto plazo para asegurarse que están alineados con los nuevos compromisos.

B) Replantear sus políticas energéticas para dar paso a las energías limpias y renovables.

C) Detener el financiamiento a las energías fósiles y la deforestación para 2020.

5. ¿Qué se acordó sobre las energías renovables?

Se reconoció su importancia y el derecho a su acceso especialmente en países con menor desarrollo. Más de 1.000 ciudades se comprometieron a una meta de 100% de energía renovable. Hubo avances, pero fueron insuficientes.


6. ¿Qué pasará con la energía nuclear?

El acuerdo no la menciona. No obstante, el limitado dinero con el que se cuenta debe invertirse en tecnologías que ya están dando pruebas de ser más seguras, baratas y limpias. La energía nuclear es más cara que las renovables y todavía no tenemos una solución a la cuestión de los residuos radiactivos.

7. ¿El acuerdo logrado en la COP21 es obligatorio?

El tratado se enmarca dentro del derecho internacional, por lo que es jurídicamente vinculante (está sujeto a obligación). Sin embargo, los objetivos nacionales y los compromisos financieros no lo son. Esto permitió que Estados Unidos sea parte del acuerdo global.

8.¿Cómo se financiará el acuerdo?

Los países desarrollados se comprometieron a movilizar 100 mil millones de dólares al año para la reducción de emisiones. Por otro lado, la adaptación de los países en desarrollo para 2020 se prorrogó hasta 2025. Desde ese año en adelante habrá una nueva meta colectiva que aún no se decidió cómo seguirá.

9. ¿Qué pasará con los bosques y los océanos?

El acuerdo avanza un paso en relación con la protección de los ecosistemas y bosques. Se pone en marcha una base jurídica sólida que fuerza a los países a conservar y mejorar todos los ecosistemas, incluidos los océanos y los bosques a la hora de tomar decisiones que tengan que ver con el cambio climático.

10. ¿Qué sucederá de ahora en adelante?

En 2016 todo el movimiento climático intensificará la oposición a los combustibles fósiles e impulsará las soluciones que sean necesarias. Pero sólo las personas tienen el poder para impulsar el cambio que precisamos.

Dos años más tarde, los representantes de los países volverán a reunirse y evaluarán su progreso hacia los objetivos de largo plazo. Nosotros, como parte del movimiento climático, aseguraremos que los países tengan acciones y planes más ambiciosos de los que presentaron este año.

domingo, diciembre 13, 2015

Un avance y mucho por hacer...


Por Greenpeace Argentina
Con relación al acuerdo alcanzado en la Cumbre del Clima de París (COP 21), Greenpeace valora positivamente el compromiso de casi 200 países para limitar a 1,5ºC el aumento de la temperatura a nivel global, pero alerta que el texto no fija los medios para lograrlo. Este tratado marca un objetivo que solo es posible alcanzar con el abandono total del los combustibles fósiles para 2050 como tarde.

Dos detalles fundamentales:

1) El tratado marca un objetivo que solo se puede alcanzar con el abandono total de los combustibles fósiles en 2050 como tarde.

2) No es suficiente y deja la responsabilidad a los países, que deben aumentar sus compromisos para reducir las emisiones.

El Acuerdo establece la meta de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados, pero los objetivos de emisiones propuestos nos llevarían a casi 3 ºC. Greenpeace considera que ese es un grave problema, pero tiene una solución: la producción con energías renovables, que ya está creciendo mucho en todo el mundo, ahora tiene que acelerarse sustancialmente.

Por ese motivo, Greenpeace destaca que este no es un momento para celebrar: las vidas que se perdieron como consecuencia de los efectos del clima y ​​las que hoy están al borde del precipicio por el continuo aumento de las temperaturas exigen una acción urgente. “El reloj del clima no se detiene y la ventana para revertir su marcha se está cerrando rápidamente", advierten desde la organización.

Ahora los gobiernos deben revisar sus objetivos a corto plazo para estar en consonancia con sus nuevas metas, y rever sus políticas energéticas para acelerar la incorporación de energías 100 por ciento limpias y renovables. Además, deben dejar de financiar los combustibles fósiles y poner fin a la deforestación para el año 2020.

El llamado "objetivo a largo plazo" pactado en el Acuerdo, combinado con el límite del aumento de la temperatura en 1.5 grados, implica la meta de lograr cero emisiones de gases de efecto invernadero entre 2060 y 2080. Greenpeace recalca que esto significa que se necesita reducir gradualmente los combustibles fósiles de modo que para el año 2050 su eliminación sea definitiva.

La organización ecologista advierte que aunque el Acuerdo de París es legalmente vinculante ya que es un Tratado según leyes internacionales, los objetivos nacionales (los llamados INDC por sus siglas en inlgés) no son legalmente vinculantes ni lo son tampoco los compromisos de financiación. Esto es así principalmente para permitir que Estados Unidos sea parte de este acuerdo global.

Por otra parte, el Acuerdo de París reconoce que los países deben respetar y promover los derechos humanos en la lucha contra el cambio climático, y hace referencia específica a los derechos de los pueblos indígenas, pero para la organización ambientalista no les da el lugar que merecen, sobre todo teniendo en cuenta que la protección forestal será clave para el logro de la meta de 1.5 grados como suba máxima de la temperatura.

Las selvas y los bosques son hogar y sustento de miles de comunidades y juegan un papel fundamental en la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y los caudales de agua y la conservación de los suelos. Son posiblemente nuestro patrimonio natural más importante, pero también el más amenazado y depredado. Solo en Argentina en los últimos 25 años se desmontaron 7,6 millones de hectáreas (una superficie similar a la de Escocia), lo que según un reciente informe de la FAO ubica a nuestro país en el 9° puesto del ranking entre los que más desmontaron en el último cuarto de siglo.Argentina se encuentra hoy en emergencia forestal -sólo quedan 27 millones de hectáreas de bosques nativos, el 27% de la superficie original- y está lejos de ser el único.

“En definitiva, el acuerdo de París es un gran paso para terminar con los combustibles fósiles, pero el camino es largo y todavía queda mucho por hacer. Debemos enfocarnos en garantizar un 100 por ciento de energías limpias y renovables. Este año logramos sacar a Shell del Ártico y presentamos una ardua batalla a la industria del carbón. La posibilidad de lograr un cambio rotundo depende de una verdadera voluntad política de los países y del movimiento social, del poder de presión que sobre los líderes del mundo puedan ejercer millones de personas comprometidas con la causa. Greenpeace continuará con el trabajo político y de denuncia ambiental para garantizar un futuro limpio para todos”, expresó la dirección ejecutiva de Greenpeace Andino.

martes, diciembre 01, 2015

Sobre el cambio climático


Interesante resumen de lo que ahora se está discutiendo y resolviendo en la Cumbre de París, publicado por la BBC. Las claves en seis respuestas sencillas.

¿Para qué es la conferencia?

Al grano, los gobiernos del mundo ya se comprometieron a recortar las actividades humanas que liberan gases de efecto invernadero, como la quema de combustibles fósiles. Pero esa no es la solución al problema. La dificultad está en conseguir que 195 países acuerden cómo lidiar con el asunto del cambio climático.

Cada año, desde 1992, se celebra la conferencia de las partes con los negociadores tratando de componer un plan práctico. Este año, en París, es la última oportunidad para este proceso. Los negociadores dispusieron en 2011 que el acuerdo definitivo debía adoptarse antes del fin de 2015.

Los críticos dicen que el problema del cambio climático no será tan urgente cuando se toman 20 años para acordar una solución. Pero los defensores de las cumbres argumentan que tomarse tanto tiempo es necesario porque las decisiones se adoptan por consenso en el sentido de que no hay nada acordado hasta que todo ha sido acordado. Las partes creen que, a pesar de esta enorme limitación, es la mejor manera de garantizar un resultado justo: todos compartimos el planeta, así que todos deberíamos tener una voz con el mismo peso respecto a su futuro.


¿Por qué tiene un nombre tan extraño?

COP21 es la forma abreviada del inglés para la vigésimoprimera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Este larguísimo título fue creado en la cumbre celebrada en 1992 en la brasileña Río de Janeiro, donde por primera vez se reunieron los países preocupados por el cambio climático. Allí se acordó una convención que entró en vigor en 1994 y que ha sido suscrita por 195 países. La clave del acuerdo está en la "estabilización de los gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que evite la interferencia humana dañina en el sistema climático".


¿Quiénes asistirán?

Se espera que unas 40.000 personas de todo el mundo lleguen a la cumbre en las dos semanas que dura. Una gran parte son delegados de los gobiernos, sobre todo funcionarios. Dependiendo del caso, van desde equipos de dos personas a varios cientos en el caso de los países más ricos.

Hay muchos lobistas y representantes de empresas, de la industria y la agricultura. También de grupos ambientalistas. Los líderes políticos se harán presentes, aunque sólo por un día. Su papel será dar discursos e impulsar el trabajo de sus negociadores hacia un compromiso efectivo. Entre los representantes estatales destacan los ministros de Medio Ambiente, que también llegarán al final de las negociaciones para darle forma al acuerdo definitivo.


¿Qué esperan conseguir?

Piensa en todo lo que te rodea: el teléfono o computadora en que estás leyendo esto, lo que comes, la ropa que vistes… Casi todo lo que ves, tocas o sientes ha sido cultivado, construido, transportado usando energía que viene de combustibles fósiles. Han sido de enorme utilidad para el desarrollo de la humanidad, permitieron la industrialización, el desarrollo, sacar a millones de la pobreza.

Pero está bien documentado que el dióxido de carbono que se genera tiene un efecto invernadero; es decir, atrapa el calor en la superficie del planeta. Según los científicos, es impredecible el impacto que tendrá en el clima el hecho de que la media de la temperatura de la Tierra supere 2 ºC la de los tiempos previos a la industrialización. Y estamos ya a medio camino de ese peligroso punto.

Así que el propósito de París es trabajar una manera de limitar las emisiones de esos gases, mientras se permite que los países puedan seguir creciendo y se le ofrezca ayuda a los menos desarrollados y más afectados por la subida de las temperaturas.

¿Simple? Es probablemente el acuerdo de cooperación más ambicioso jamás planteado.

¿Cuáles son los puntos de desacuerdo?

El destino final es un mundo donde las temperaturas no suban más de 2 ºC por encima del nivel en que estaban entre 1850 y 1899. Esa es la aspiración de largo plazo que ya se ha pactado.

Pero hay graves diferencias sobre cómo alcanzarlo. Los países en desarrollo dicen que quieren el derecho a seguir quemando petróleo y carbón hasta que terminen con la pobreza. Argumentan que ahora es su turno, pues los ricos han tenido acceso sin restricciones a los combustibles fósiles por dos siglos.

Así que el acuerdo de París requiere encontrar un balance entre la necesidad de recortar esos gases con el derecho a usarlos. La cuestión de quién paga es también crucial. ¿Quién va a asumir el coste de la transición a las energías renovables para los países que no se lo pueden permitir? ¿Quién va a poner dinero para ayudar a los países pobres a adaptarse a la subida de los niveles del mar y a las sequías y olas de calor? ¿Pueden los países que sufran el impacto del cambio climático en el futuro poner demandas legales contra los que consideren responsables?

Estas son algunas de las cuestiones más complicadas que están por responderse. Pero sobre todo está el asunto de la justicia. Los países más ricos dicen que el mundo ha cambiado desde que se iniciaron las conferencias en 1992.

Entonces, el mundo estaba dividido entre países desarrollados y los que estaban en desarrollo, tomando como medida los ingresos del país. Pero esta división ya no es necesariamente vigente, pues están las economías emergentes que pueden también arrimar el hombro en los crecientes costos del cambio climático en el futuro.

¿Servirá para algo?

La diferencia que puede hacer la cumbre es potencialmente enorme. En los años 80, los científicos descubrieron el agujero en la capa de ozono y el acuerdo alcanzado en Montreal, Canadá, estableció la manera de atajar el problema. Rápidamente, el mundo dejó de usar los destructivos gases que causaron el problema y en la actualidad el agujero se está cerrando.

El cambio climático requiere un método similar, pero a una escala mucho mayor. Un acuerdo ambicioso en París limitaría los gases de efecto invernadero y pondría al mundo en el camino hacia la reducción del impacto del cambio climático. Pero la realidad de la política y las negociaciones hace que probablemente se trate de un acuerdo de compromiso. Entonces, con el tiempo, los negociadores podrán fortalecer el acuerdo y hacerlo más ambicioso.

La esperanza no está perdida. Basta ver lo lejos que ha llegado la humanidad simplemente con la reiteración de las ideas hasta que se convierten en algo mejor. Un ejemplo, los teléfonos inteligentes e internet.

Así que pese al potencial de fracaso y lo probable de un compromiso algo desordenado, un resultado en la cumbre de París, sea débil o robusto, es que va a estar en el corazón de todo lo que intentemos en el futuro. Y ese será uno de los grandes logros de la humanidad.

La vergüenza del despilfarro


Para pensar y repensar: más de mil millones de toneladas de alimentos se tiran. Desde el pescado que se arroja de nuevo al mar por violar las cuotas de la Unión Europea a las verduras no seleccionadas por no tener una forma o color adecuado. Comida que no se come. Despilfarro y hambre. Una ecuación violenta y degradante. Una vergüenza.

Hay un detalle que entusiasma, en este contexto que indigna: numerosas organizaciones están decididas a evitar tal desastre.