La implacable Monsanto introdujo, en 1996, su marca de canola en Canadá, las semillas de canola son transgénicas y necesitan del famoso y omnipresente herbicida Round Up, creación y propiedad de la megacorporación estadounidense. Debido a tormentas durante el cultivo, las nuevas semillas transgénicas volaron -con la naturalidad del viento- a la propiedad de Percy Schmeiser, un tenaz agricultor canadiense. El sembrado de Percy, que le había costado cinco décadas de trabajo constante, fueron destruídos por la contaminación con las semillas transgénicas de Monsanto.
Entonces, sucedió la otra trampa. Percy se convirtió en doble victima: fue enjuiciado por la gigantesca compañía en un emblemático caso que llegó a la Corte Suprema de Canadá. Además de arruinarlo, le reclamaban el uso de las semillas transgénicas de Monsanto. Su historia -un ejemplo de lucha- recorrió el mundo y recibió premios internacionales por su defensa de los derechos de los pequeños agricultores.
Entonces, sucedió la otra trampa. Percy se convirtió en doble victima: fue enjuiciado por la gigantesca compañía en un emblemático caso que llegó a la Corte Suprema de Canadá. Además de arruinarlo, le reclamaban el uso de las semillas transgénicas de Monsanto. Su historia -un ejemplo de lucha- recorrió el mundo y recibió premios internacionales por su defensa de los derechos de los pequeños agricultores.
Este documental, titulado David contra Monsanto, cuenta esa historia. Se trata de un reclamo y de una inspiración.